General
Roca. 25 de Febrero del 2007. Tetratlón de la Manzana. Despunta
el día. El Sol radiante madrugó antes que nadie, y nos esperó con un potente
desayuno. No se si es conveniente empezar el día con tostadas, pero si se que
son bien ricas. Zapato para bici, zapato para bici. Casco, casco. Zapatillas
para correr, zapatillas para correr. Kayaks, kayaks. Salvavidas, salvavidas.
Antiparras, las perdí hace tiempo. Camelback, camelback. MTb, mtb. Remo, remo.
Banana, banana. Tijera, tijera. Está todo en orden. Todo. Partimos.
Salimos
de Allen a las 8 de la
mañana. La logística funcionó de maravillas. A las 9:30 ya
habíamos dejado las herramientas en ambos parques cerrados. A las 9:45
estábamos esperando que tomen asistencia a la orilla del río. Natalia Roldán.
Adrián Morales. Huguito Camargo ( el perro ). Miguel Boglio. Andrés Tappata. Y
yo, dijimos presente. Con Andrés y Miguel era la tercera vez que emprendíamos
la aventura de salir airosos de estas cuatro durísimas pruebas. Natalia, Adrián
y el perro estaban debutando.
Basándonos
en nuestra poca experiencia, les dimos las claves para transitar por el tetra,
y vivir para contarlo. Mantenerse a flote en los 1.500 metros de agua,
administrar el aire durante las dos vueltas del circuito de mountain, mantener
el kayak derecho contra la corriente, correr a 6 minutos 30 segundos el
kilómetro, y algo que no encuentro manera de describir, que tiene que ver con
el corazón, y que DE TODAS LAS NOMBRADAS, ES LA UNICA QUE IMPORTA!!!
Bueno.
Volvamos a la carrera.
Parado en la mitad de la cancha con los brazos en jarra
esperé el silbato inicial. Al agua gallareta. Me tiré de bomba desde la orilla. Tomamos el
bracito no apto para nadar. Pecho. Perrito. Algo de croll, muy poco. Los muchos
nadadores se fueron acomodando hasta formar una larga fila. En esa fila iba yo,
meta brazo y brazo. Tratando de ganar la correntada iba de un lado a otro.
Iceberg!!! Esquivé unas ramas peligrosas que me hubieran dejado como Leonardo
di Caprio. Los manotazos del resto de los nadadores no eran dificultad
comparado con la cantidad de lama que impedía nadar. Bastante caminando, y otro
bastante a pie, recorrí gran parte del tramo.
Es
necesario hacer un alto en el relato para sincerarnos. Es mi deber contarles
que junto con varios competidores mas ganamos la orilla. Nombro a varios
competidores más para no estar solo en
la bolsa. Les contaba que yo y varios como yo hicimos trote suave como panchos
por nuestras casas. Luego de aproximadamente 50 metros , que pudieron
ser 100, volvimos al agua a intentar amigarnos con Lorenzo "lamas".
Pasaron 20 minutos de forcejeo forzoso. Con un mareo importante, hice puerto en
tierra firme. Mil disculpas a todos aquellos que lograron hacer los 1.500 metros por el
agua sin enemistarse con Lorenzo.
La
bici me esperaba en el corral. La tomé de las riendas, y salimos a recorrer la
parte mas dura del Tetra. Arena hasta en la sopa, subidas de postre, senderos
perfectos, y bajadas reconfortantes se anidaban en el maravilloso circuito de
las bardas roquenses. No existe en el valle un circuito tan apasionante. Cual
si fuera en la montaña rusa, con el corazón a punto de salirse, iba tratando de
no perder la vía. Administrando el aire recorrí la primera vuelta. Con ayuda de
un push recorrí la segunda. Si había una tercera no llegaba ni aplacé.
Dejé
la mountain, las zapas, y salí trotando en busca de la embarcación. El
casco!!! Me gritaron los de palo. A varios metros de la bici, me saqué el casco
y al mejor estilo Navarro Montoya lo empalmé de derecha para dejarlo a
centímetros del bochín. Con un leve dolor en el empeine llegué al kayak. Sonó
el silbato en la proa, y todos a bordo. Mientras me comía una banana, la
embarcación navegaba sin rumbo. Apreté la mano, y a remar. El Río Negro hacía
fuerzas para darme vuelta. Lorenzo se complotó. Era yo contra el resto del
mundo. Con un equilibrio admirable conquisté la primer trepada. Ya más canchero
conquisté la segunda. Quedaban 4 kilómetros a favor. Me fui paseando por el
Río Negro como el gondolero que no encuentra pasajeros en Venecia. Tierra.
Tierra. Restaban 200
metros para tierra firme. Iceberg!!! Una rama mal
intencionada se cruzó en mi ruta. Sin poder evitar la colisión apreté los
dientes. El kayak caprichoso se estacionó arriba, y no respondía a mis forzadas
remadas. Después de varias intentonas, logré zafar. Será la factura por haber
ganado la orilla en la parte de natación. Estamos a mano entonces.
De
un competidor vecino tomé prestado la palangana con agua para enjuagarme los
pies. Gracias vecino. Me calcé las medias y las zapas. 10 km finales. Hasta los
primeros 5 km
fui bien. Los últimos 5 km
fui mal. Por mas que trotaba y trotaba no lograba acercarme al maldito edificio
que se veía bien chiquito allá a lo lejos. Los pasos cortos fueron agrandando
el edificio de a poco. Tierra. Tierra. Gral Roca estaba al alcance de la mano.
Entré a la ciudad con el envión. Ricardito, desde la bici, me daba aliento para
los últimos 500 metros .
Durante un poco más de 3 horas y medias estuve acumulando incertidumbre. La
bandera a cuadros cayó, y la incertidumbre se fue a dormir. Al igual que el año
pasado, la medalla juntito al corazón, y todos esos sentimientos inexplicables
pudieron con todos mis dolores corporales y rebalsaron el alma de felicidad.
La mañana siguiente, lunes 26 de Febrero, fue
muy cómico estar escuchando atento las declaraciones de Maxi Morales, ganador
por décima vez consecutiva del Tetra de la Manzana, en la radio de Gral Roca,
cuando el sonido del celular rompió con la atención. Radio Lider de Allen.
Florencia me llamó para entrevistarme. A mí? Puesto 80. Si a mí!!! Y ahí
estábamos, en distintos diales. Maxi y Yo. Yo y Maxi. Dos potencias al aire!!!
Para no quedar demasiado mal delante de los oyentes casuales que estaban del
otro lado del transistor comenté, que podría haber seguido de cerca al
"superMaxi", pero como ir segundo no me gusta, porque el primero
levanta mucha tierra, preferí irme bien atrás!!! A pesar de las risas de Flor debo
aclarar que mis palabras sonaron sensatas y totalmente creíbles, además convengamos
que la mayoría de los oyentes no me conoce y no tienen por qué dudar de un
atleta de elite como yo. Un abrazo grande a todos, nos vemos pronto y muchas
gracias por la nota Flor.